El pasado miércoles 22 de julio estaba en rojo en mi calendario de cara a Berlín ya que tocaba otra de las tiradas de maratón. Uno de los entrenamientos más exigentes.
Sabía que estaría en Blanes, pero en mi mente estaba otra localidad gerundense, Banyoles, y en concreto su lago en cuyo perímetro había planteado el entrenamiento.
Una vuelta de algo más de 6km bastante plana pero no del todo, sobre superficie mixta de tierra y asfalto/carril bici, en la que ya habría una exigencia de ritmos en la parte final intentando acercarnos a los ritmos objetivos de maratón para Berlín (3:08/3:09).
Las semanas anteriores han sido duras, sumando mucho entrenamiento y con condiciones extremas de calor tanto en Madrid como en mis desplazamientos a la costa, y para la tirada no iba a ser menos. Estaba cumpliendo con los entrenamientos en general sin grandes molestias, pero la verdad es que llevaba unos días en los que muscularmente iba bastante justo. Pero a pesar de costarme bastante completar el día anterior 20km a ritmo de 4'/km por el circuito del Tordera en Blanes, el miércoles abrí el ojo a las 5:45 de la mañana convencido de que podría con la tirada de maratón.
En el club de natación me esperaba Javier González Nieto, remero y entrenador de la federación catalana de Remo, que se animó a acompañarme en bici unas cuantas vueltas y con los avituallamientos.
La noche fue movidita en Blanes con unas buenas tormentas que, al menos, refrescaron el ambiente, aunque sabía que con la salida del sol y la humedad, a partir de las 9am sería complicado completar el entrenamiento más exigente.
Camino de Banyoles, antes de las 7am, la temperatura no bajaba de 23-24º. A las 7:20 tras algunos preparativos con los avituallamientos nos pusimos en marcha desde el club de natación de Banyoles.
El objetivo 5 vueltas al lago con las dos últimas intentando correr a ritmos en torno a los 3:10/km.
Las sensaciones eran buenas y las conversación con Javier me restaba nervios y ayudaba a concentrarme, tras los tres primeros kilómetros en priogresión ya marchaba sobre 3:40 a buen ritmo que se fue acelerando ya al final de la primera vuelta por debajo incluso.
En la segunda vuelta los ritmos se lanzaron sobre 3:30. Faltaba mucho entrenamiento pero el cuerpo y las piernas respondían, ya veríamos más adelante si habíamos exigido demasiado al inicio.
La tercera vuelta fue en progresión, se acercaba la parte principal y acababa la ayuda de mi compañero de fatigas. Ya los últimos kms de la vuelta rondaron los 3:20 para comenzar la 4ª vuelta justo en el km19 por el GPS.
La cuarta vuelta fue dura, unas molestias en la uña del dedo gordo del pie izquierdo aumentaron cuando aceleré el ritmo por debajo de 3:20 y tuve que hacer una miniparada para colocar el calcetín y descubrir que el daño ya estaba hecho, así que a aguantarse y seguir a ritmo entre 3:10-3:15.
Las sensaciones no eran tan buenas como antes y la pequeña zona de subida por la parte opuesta del lago se hicieron muy duras, además de que el sol comenzaba a salir y a pegar fuerte haciendo que la humedad, sobre las 9am, aumentara la sensación de calor y bochorno.
Finalmente, al poco de iniciar la 5ª vuelta, decidí que ese día no llegaría a los 30km rápidos por lo que en el km27 por el Garmin reduje la marcha y seguí trotando a ritmo entre 4:15-4' hasta completar la 5ª vuelta y los casi 32km de entrenamiento.
Bastante derrotado muscularmente me cambié de ropa, me cercioré de que mi uña pasaría a mejor via poco a poco, y tomé las sales y recuperadores, un refrigerio en la cafetería del club de natación y d vuelta para Blanes.
Habrá que esperar a la próxima tirada, ya en agosto, para cumplir intentar cumplir con el objetivo, aunque no me fui descontento de Banyoles.
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