La vida nos da muchas sorpresas y sus vericuetos nos llevan a trozos del camino que nos parece conocidos... por aquí he pasado alguna vez... con otra ropa, otra compañía, otras circunstancias... Dejavú.
No me cupo en la crónica que iba a lo que iba, pero no quería dejar pasar la ocasión de hacer referencia a ello.
Como muchos sabréis en 1999 se disputó el mundial de atletismo en Sevilla. En ese tiempo, cxon más edad que en Barcelona 92, estudiando ya en Cáceres, me metí en el fregado de "trabajar" de voluntario en dichos mundiales. Una experiencia únicaque recomiendo a todo es que se le ocurra y pueda (Con ocasión de los europeos de Barcelona 2010 tenéis una buena oportunidad www.bcn2010.org)
Tuve la suerte de poder trabajar como voluntario en el congreso de la IAAF que se celebró la semana anterior al Mundial por lo que fueron unos 15 días de empaparme de atletismo por todos los poros, viendo el funcionamiento de un gran evento desde dentro, los entresijos del atletismo mundial en su congreso, y el mayor espectaculo del mundo durante la competición.
Guardo muchos recuerdos y anécdotas de esos días, pero el que quiero rememorar es el que hace referencia al maratón... un maratón histórico para el atletismo español en el que Abel Antón conseguía defender su título de Atenas y encadenar el tercer mundial para un español después del de Martín Fiz en 1995 y los dos suyos.
Muchos voluntarios nos alojábamos en una residencia de estudiantes de la Avenida de Las Palmeras, por dónde pasamos el domingo en la carrera. En circuito del maratón, diferente al de la maratón sevillana ya que eran dos vueltas, pasaba por delante de la residencia dirigiéndose hasta el estadio olímpico así que ni cortos ni perezosos Manuel Núñez, Lolo, y otro compañero, nos calzamos las zapatillas y las equipaciones de España correspondientes y, a pesar de que llevábamos unos 10 días sin correr un metro, decidimos lanzarnos junto al grupo de cabeza hasta el puente de la Barqueta... creo que fueron unos 7-8km.
Vimos la salida de la maratón por TV y cuando estaban llegando a nuestra zona salimos a la calle. Menuda paliza nos pegamos ya que íbamos por las aceras sorteando transeuntes, espectadores, policías, árboles, bancos, setos, haciendo metros de más en la mayoría de las ocasiones para poder correr junto a los mejores entre los que, por supuesto, estaban los españoles.
Así llegamos, exhaustos al puente de la Barqueta y nos metimos en el Estadio para disfrutar de otras pruebas y del final del maratón. Un final apoteósico con el estadio entero gritando y aplaudiendo a Antón pocos minutos después de que Yago Lamela consiguiera su espectacular salto de 8:56 que le daba otra medalla mundialista.
Ahí os dejo una foto que refrenda la aventura... y mira por dónde este domingo volvía correr por la Avenida de las palmeras... y volví al estadio de la Cartuja ;-)
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