Es una reflexión que he tenido que hacer estos días tras la entrevista en Le Monde y alguna consulta que me ha realizado algún deportista extranjero con los que tengo contacto y que me han consultado.
El resumen os lo dejo en la columna de hoy de El Periódico Extremadura, aunque se les ha quedado corto el espacio y la parte final no ha quedado como a mi me gustaría, pero en el primer comentario os lo he pegado tal y como quería que quedara.
La justicia deportiva y la justicia penal, hasta la reforma de la Ley de este año que ya no afecta, por ejemplo, a la Op Galgo, trabajaban de espaldas, la Justicia deportiva no tiene medios para investigar, sólo los controles antidopaje y ahora la localización, mientras que la justicia ordinaria o penal, puede perseguir el entorno del deportista, pero no sancionar a este ni ceder las pruebas de dopaje a la justicia deportiva por lo que se da la paradoja de que los que investigan no pueden sancionar al deportista y los que le pueden sancionar no pueden investigar ni acceder a las pruebas.
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