Haciendo memoria supongo que conocí a Javi Guerra en el Mundial de campo a través de Ostende (Bélgica) en el año 2001, aquel que iba a disputarse en Dublín pero que las vacas locas mandaron al continente. Yo corrí el cross corto y él era junior de primer año.
Ese mes de
septiembre de 2001 recalé en Madrid y, creo, un tiempo más tarde lo hizo Javi
en la Residencia Blume entrenando a las órdenes de Dionisio Alonso con una
estupenda cuadra de jóvenes atletas, encabezados por Jesús España, y con la
referencia de un grande como era Alberto Juzdado.
En esos momentos
yo entrenaba por libre y de vez en cuando me acoplaba a algunas series con el
grupo de Dioni y me tocaba sufrir la calidad de estos jóvenes atletas que
serían, por edad, entre el 83 y 84, un relevo muy natural para los del
"setentaymuchos".
Unos años después
Javi recaló en el grupo de entrenamiento de Antonio Serrano, que también me
acogió a mi desde 2005, conformando en esos años un estupendo grupo de
entrenamiento, no sólo por la calidad atlética, si no por las personas y el
buen ambiente, compañerismo y apoyo de unos a otros: Higuero, de la Ossa,
Ricardo Serrano, Carriqueo, y un tiempo después Chema Martínez.
Ya en categoría
Senior Javi comenzaba a cumplir con un perfil muy determinado entre nuestros
fondistas nacionales, gran atleta de campo a través, valiente, capaz de
aguantar altos ritmos de salida y cambios de ritmo, pero, sin embargo, que
solía ceder al final de las pruebas o llegar sin punch final y también le
costaba rematar en el sintético, bajo la dictadura del crono. Javi se iba
encasillando cada vez más como un atleta de campo a través.
Sin embargo, yo lo
sufría en los entrenamientos y era consciente de sus capacidades, que luego no
se transmitían al 100% en el crono o en los resultados.
El paso a la ruta
me pareció en su momento como una última carta, renunciar a la pista y dar un
salto sin red en busca de una expectativa de rendimiento que nunca llegaba. Por
un lado, sabía que Javi reunía unas cualidades excelentes para el maratón,
resistente, capaz de llevar muy bien y de forma constante los ritmos, de correr
en cabeza y marcar su paso, pero mi duda era ese punto débil que no le dejaba
rendir al 100% y que le comía la cabeza. Por entonces ya conocía el maratón y
sabía de la dureza y exigencia tanto en el entrenamiento como en la propia
competición a nivel físico y a nivel mental.
Quizás por eso en
mi interior era algo escéptico pero su debut en el Campeonato de España de A
Coruña, corriendo en negativo, sin reloj, me sorprendió, esa confianza en si
mismo que ha demostrado desde entonces en el maratón y que le han convertido en
el hombre de hierro del maratón español de estos últimos años.
Me ha gustado
mucho leer esa pequeña historia de Javi en la entrevista/artículo de Alfredo Varona,
de su padre, de lo importante que es saber gestionar el éxito y el fracaso, de
esa lucha interior que un gran periodista como Varona, ha sabido plasmar en
unos cuantos párrafos que, a mi, quizás por lo que me toca de cerca Javi, me ha
llegado.
Ahora le
"sufro" intentando ayudarle algún 500m o algún 1000m los días que
baja a hacer series al sintético de la Blume y coincidimos y en las carreras se
va convirtiendo en una apuesta segura, como este fin de semana en Granollers.
Me alegro mucho y espero que en Berlín 2018 se pueda sacar la espina de una
medalla internacional que le quedó muy cerca en Zurich 2014, y en Tokyo 2020
pueda cumplir el sueño olímpico completo. A Javi le resta mucha Guerra ;-)
Y todo este preámbulo
y adornos por mi parte para invitaros a leer la entrevista/artículo de Alfredo
Varona sobre Javi Guerra:
Y a que os deis
una vuelta por su historial deportivo:
Y para acabar, una
reflexión que me queda de la entrevista y de la que estoy convencido.
Antes que
deportistas somos personas y como tales nos tenemos que desarrollar. El deporte
es una cosa más, quizás, para un deportista de alto nivel, algo muy importante,
pero no lo es todo. Cuando nos olvidamos del resto, cuando todo se convierte en
un hándicap o en un problema para el deporte, la persona empequeñece y eso es
un problema, en el deporte y después del deporte.
Por eso mucho
cuidado con alentar a los jóvenes deportistas a que se centren en el deporte, a
que lo hagan su único vehículo hacia la felicidad, porque, como dice mi amigo
Julio García Mera, algún día el deporte te abandonará, aunque tú no quieras, y
ser consciente de ello y prepararte no te hace más débil, si no que te da las
riendas para mirar a los ojos al deporte en esos momentos críticos y poder
decidir sin ataduras, si quieres darte una oportunidad más o es el momento de
abandonarle tú a él.
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